Como dije en mi post anterior, decidí escribir algunas veces en inglés y otras veces en español, para facilitarnos mutuamente la existencia. 50/50 (como la película que nunca logré ver). Realmente no sé si en el blog debiera hablar sobre un tema en específico o simplemente usarlo como un canal de desahogo del estrés de la vida diaria. O simplemente para las dos cosas.
Yo opto por la tercera opción.
Ayer me quedé pensando acerca de los amores. El amor. Qué... cosa tan compleja y al mismo tiempo... maravillosa cuando la logras comprender. O al menos eso es lo que he visto en las 354 películas románticas que me he shoteado. Yo con mis queridos dieciséis años:
- nunca he tenido un novio (ni siquiera esos de mentira que teníamos en maternal)
- nadie se me ha declarado
- nadie me ha besado
- y no he tenido ningún tipo de acercamiento físico con alguien del sexo opuesto
Pero por alguna razón las palabras de mis padres siempre retumban mi mente y me dicen “Andrea, porqué te preocupas de eso ahorita, si sólo tienes dieciséis años. Créeme que en el futuro es muy improbable de que te cases con alguien de tu actual círculo social.” Y yo, como siempre, sé que es cierto, sé que la lista mencionada anteriormente es pura estupidez inmadura de una simple adolescente pero, Y QUÉ? ¿Cómo pretenden nuestros padres que no nos sintamos así después de todo lo que nos bombardea la televisión, la radio, las películas, el cine, los anuncios y el internet sobre las relaciones románticas y aparte con nuestras hormonas saltando por todas las partes de nuestro cuerpo, afectando nuestras neuronas y volviéndonos más vulnerables a este tipo de cosas. Les juro que una película puede ser excelente, pero si no tiene una escena de acercamiento o romanticismo, mi ranking no pasa de “Buena”, sorry (hi-five a todas mis girls).
Al menos un suspiro, una caricia, jamás había creído lo mucho que lo añoraría. Próximamente les contaré más a detalle sobre mis fails amorosos y no amoroso.
Los veré pronto :)
Andrea